DISOCIACIONES II

CASO II.- Jorgito Khun vivió muy mal toda su vida. Le decían que estaba loco, con esa liviandad con que la gente hoy usa esa palabra. El loco fue inventado para definir al que no tenía explicación, a uno que no encajaba socialmente, a ese que tenía otro discurso tan propio que nadie entendía más que él.
Jorgito Kuhn estaba loco y lo habían encerrado. Cada once minutos decía ser una persona diferente. Ciento treinta personas en un día. Cambió de identidad, tiempo, historia y sexo tantas veces que en algún momento su nombre verdadero fue olvidado y se lo recuerda por el diminutivo de Jorge, un nombre que tenía una de sus manifestaciones. Fue elegido para nombrarlo nuevamente porque dicen que se parecía mucho al verdadero, tanto que hay quienes creen que era él mismo con el nombre cambiado, pero a los once minutos la rueda giró y no lo volvieron a ver.
Lo fascinante de Jorgito era la creatividad que tenía para inventar (o vivir, depende como se lo mire) sus vidas alternativas. Además, podía hablar de temas tan diversos que era muy buena compañía para los internos del lugar donde estaba internado, aunque fuera sólo por un rato.
Una vez dijo ser el auténtico ganador de la lotería nacional y en su afán de que le creyeran se hizo con un teléfono y pidió ciento ochenta y nueve pizzas, doscientos kilos de helado y ochenta botellas de champagne a domicilio. Por supuesto, para cuando llegó el pedido, Jorge había cambiado tres veces de personalidad y no recordaba absolutamente nada sobre ser millonario.
Comentarios
Gracias!